jueves, 27 de enero de 2011

El color del cristal y los ojos que miran


Por Andrés Rojo Torrealba

Es bien sabido que las cosas varían de acuerdo al color del cristal con el que se las mira, pero se presta menos atención al hecho de que, además del cristal que hace de filtro, la opinión sobre las cosas se modifica según la mirada que se ponga sobre ellas.  Y como es imposible que cada persona pueda ver por sus propios ojos lo que sucede aun en su propia sociedad, es inevitable que dependa de los medios de comunicación para poder mirar.

Los medios de comunicación son, como lo dice su nombre, una herramienta para comunicar a la gente con su entorno, son un nexo pero al mismo tiempo carecen de neutralidad ya desde el momento en que hacen una selección de las informaciones disponibles para entregar; son intermediarios y al realizar esa labor de intermediación se interponen entre el observador y lo observado.

Esta situación que no es de responsabilidad de cada medio sino consecuencia directa de su pura existencia no es solamente asimilable al color del cristal con el que se mira, sino que trasciende esa condición para ser directamente los ojos que miran, desde el lugar de la mente de cada una de las personas que compone el público.  Por eso es que no es vano conocer qué hay detrás de cada medio de comunicación y educar a la opinión pública para que, al momento de exponerse a los contenidos que se le ofrecen, sepa restar el filtro propio del medio de su propia capacidad de discernimiento y logre un mayor acercamiento a la realidad.

Un ejemplo: Mi hija de siete años me declaró que estaba agotada de las campañas publicitarias de la Teletón. Por el solo afán de comparar mi experiencia personal con la suya, descubrí que la Teletón se ha realizado en 22 oportunidades a lo largo de 32 años, y que en 1985 incluso se habló de que sería la última porque no se requerirían más fondos.

No es de buen gusto criticar esta iniciativa, pero no deja de llamar la atención la cantidad de espacio que se le destina a esta campaña en contraposición a la escasa cobertura que se da, por ejemplo, a lo que está ocurriendo en Isla de Pascua.   Hay que recordar que los mapuches presos tuvieron que extender su huelga de hambre por más de dos meses porque al término del primer mes de su protesta no se había escrito ni una sola palabra sobre su situación.

Los damnificados del terremoto o las víctimas de la inescrupulosidad de algunas empresas constructoras también se ven obligados a salir a la calle para que recién se les escuche, que es apenas el primer paso para lograr soluciones a sus problemas. La señal entonces es que hay que arrojarle la realidad a los ojos de los medios de comunicación para que el público se entere de lo que pasa, lo que siempre es un riesgo para la estabilidad política y social.

miércoles, 26 de enero de 2011

Imagen síntesis de la comunicación y la política de los tiempos que corren

Por Mauricio Tolosa / twitter @mautolosa

Los dos minutos captados por un aficionado con la cámara de video de un teléfono celular, constituyen una síntesis visual admirable de la revolución del mundo de las comunicaciones y la política que estamos viviendo. En la pantalla vertical se ve una multitud móvil de pequeños ciudadanos apuntando las cámaras de sus teléfonos celulares hacia la destrucción de un enorme retrato fijo del sonriente presidente Mubarak.

Son los ciudadanos, articulados a través de las redes sociales y armados de sus cámaras de video, que sólo en el inicio de este año ya han derrocado gobiernos y gabinetes y transformado la agenda política internacional, con menos notoriedad mundial en Magallanes de la Patagonia chilena, pero con una enorme visibilidad en la Tunisia del mundo árabe.

Las protestas de Egipto, organizadas a través de Twitter y Facebook, son una consecuencia directa de la rebelión tunisina: ayer en las calles del Cairo se leían carteles que decían “Tunisia es la solución”.  Las redes sociales acumularon la rabia en los muros de las pantallas de sus participantes, hasta que rebalsaron hacia las calles en explosiones sin conducción aparente. No hay propuestas ni contenidos propositivos claros. Son mayoritariamente jóvenes, unidos por el rechazo hacia un sistema que no los toma en cuenta y los oprime implacablemente, que encontraron en las redes sociales una manera de romper la soledad de la exclusión.

Al frente el cartel de Mubarak que, como soporte comunicativo, recuerda las grandes estatuas y gigantografías que han marcado la presencia de las dictaduras personalistas de todos los tiempos. Ese soporte rígido que fija la presencia del poder en una dimensión monumental, lejana a los ciudadanos, incapaz de reaccionar a la agilidad de los nuevos tiempos. Pero cuidado: el cartel de Mubarak también se parece mucho a los carteles de las campañas políticas de diputados, senadores y presidentes de todo el mundo. No son sólo las dictaduras las cuestionadas, es la institucionalidad política representativa actual, una forma de poner en escena y ejercer el poder que ya no responde ni a los desafíos, ni a las oportunidades de nuestra época.

Uno de los efectos más duros de las revelaciones de los wikileaks fue que pusieron en evidencia la banalidad de las observaciones del mundo diplomático y político, bajaron del Olimpo a los dirigentes de los gobiernos del mundo. Las rebeliones de las redes sociales profundizan el golpe al poner en evidencia su falta de representatividad y capacidad de anticipar y conducir. La rebelión de Egipto es impredecible, puede inclinar la balanza hacia un fundamentalismo más extremo o hacia mayores grados de libertad; con estos nuevos equilibrios comunicacionales  políticos y ciudadanos, nadie parece saber. Por ahora, además de enviar a la calle casi tantos policías como manifestantes, Mubarak también decidió cerrar Twitter.

sábado, 22 de enero de 2011

La urgencia del pluralismo


Por Mauricio Tolosa / twitter @mautolosa

En América Latina, el Cuarto Poder vive en guerra con el ejecutivo. Hugo Chávez cancela concesiones en Venezuela. En Nicaragua La Prensa y el Nuevo Diario dan batallan a Daniel Ortega. En Panamá, Martinelli descalifica y amenaza a periodistas y dueños de los medios. En Argentina, Cristina Fernández se enfrenta al Clarín y La Nación. En México, Felipe Calderón, critica el papel de los medios.

En todos los países, ya es un hábito, los presidentes, de todos los signos, se quejan del trato que reciben de la prensa, de que nos los comprenden, de que sólo destacan lo malo y que no muestran lo bueno, de que los distorsionan y los atacan. Algunos gobiernos tratan de crear sus propios diarios y medios, otros nombran ministros a periodistas y personajes de televisión; son excepciones los que enfrentan “el problema” con políticas de comunicación de calidad y transparencia.

El conflicto parece ser parte del ADN de la relación medios –gobierno, es inevitable que haya medios más proclives al gobierno y otros a la oposición. Por razones ideológicas o para incrementar las ventas, la tendencia de los medios es a exacerbar los conflictos, a simplificar y generar versiones blanco y negro de la realidad. La crítica al gobierno y los políticos vende y gratifica tanto como la popularidad: más conflicto significa más ventas, más seguidores es sinónimo de más ingresos. 

En el continente las tentaciones autoritarias y continuistas de los gobernantes son frecuentes, el desarrollo de la democracia, con sus derechos y responsabilidades, incipiente. En ese contexto, aunque no sea siempre de buena leche, ni rigurosa, ni de calidad, ni documentada, la crítica de los medios es un cierto contrapeso al poder dominante. Es mejor que haya medios amarillistas y bárbaros, que un monopolio donde sólo se exprese una opinión favorable al gobierno y a los poderes dominantes. 

La convergencia de monopolios comunicacionales con el poder político y económico configura una forma de totalitarismo, de visiones unilaterales y excluyentes, agendas controladas y monotemáticas y ocultamiento de situaciones y conflictos que molesten al poder. Este clima mediático genera desconfianza ciudadana hacia las instituciones, y debilitamiento de la democracia y el respeto como forma de convivencia. Es más fácil mejorar medios mediocres que construir una visión crítica o soluciones alternativas a los problemas en un ambiente totalitario.

La complejidad y magnitud de los desafíos de nuestra época requiere el concurso de la mayor diversidad de opiniones y culturas. Para  transformar y construir sociedades más felices y desarrolladas es urgente incluir, respetar, ampliar. En un mundo globalizado que reconoce que no existen las verdades únicas, el fomento de la diversidad es una necesidad imperiosa. 

No basta con aceptar y tolerar la libertad de expresión. El pluralismo debe ser promovido activamente por el Estado y la sociedad como núcleo cardinal del derecho a la comunicación.

PD: En Chile, todos los periódicos cotidianos y todos los canales de televisión abierta profesan la misma ideología, que es la misma del gobierno.

martes, 18 de enero de 2011

Comunicación de gobierno: prisioneros del éxito

Por Mauricio Tolosa Twitter: @mautolosa

“La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”.
Aldous Huxley"

Sacando las lecciones equivocadas
Además de la caída de un gabinete y la amenaza de aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado, de connotaciones simbólicas y jurídicas desastrosas para el proyecto “Nueva derecha”, el conflicto de Magallanes provocó un daño profundo a la imagen presidencial, que se cristaliza como distante y errática, como cuando el presidente Piñera señaló a propósito del gas de Magallanes que no quería que siga la misma suerte del “salitre que se acabó en el Siglo XIX”, (estos frecuentes lapsus presidenciales son denominados piñericosas en las redes sociales). Más grave es la consolidación de la falta de credibilidad como atributo presidencial negativo: los medios repitieron abundantemente el discurso presidencial donde promete, en actitud comprensiva y empática, que no subiría el precio del gas residencial a los magallánicos. Es predecible el impacto negativo en las próximas encuestas, más aún considerando que la aprobación presidencial venía a la baja, y el rechazo, al alza.
 Para muchos observadores, especialmente los que siguen el acontecer de Chile desde otros países, -que se incrementaron notoriamente después de la epopeya de los 33-, el desastroso manejo de esta crisis es bastante incomprensible. ¿Cómo, ese gobierno capaz de montar una operación técnicamente impecable y comunicacionalmente sorprendente,  que dejó a Chile tan bien posicionado a nivel internacional, al poco tiempo, comete errores de novato en política comunicacional?
Paradojalmente, es probable que la explicación esté en el “historial de éxitos” del equipo presidencial. El impacto y admiración mundial del rescate puede haber conducido a conclusiones y lecciones equivocadas a un equipo que ha conocido grandes éxitos empresariales, donde la lógica de separar lo comunicacional y lo técnico funciona con costos menores que en el mundo público. Eso explica las declaraciones de La Moneda a El Mercurio quejándose de que “sus soluciones son técnicamente impecables”, pero que “no las han sabido presentar”. El problema no es solo de presentación, hay un error de concepción de la comunicación, de sentirse poseedor de la verdad y de no escuchar y no respetar a las personas y los ciudadanos. En los gobiernos del Siglo XXI eso tiene costos, a menos de querer remplazar el diálogo por el autoritarismo.
La operación rescate es un mal modelo para generalizar y proyectar al ámbito de comunicación de gobierno, se trató de una situación excepcional, donde el “factor humano” era muy acotado y el “factor difusión”, muy controlable. El diseño de la operación fue encargado a ingenieros y técnicos de un área en la que Chile es vanguardia a nivel mundial, la minería del cobre. Adicionalmente contó con el apoyo internacional de los centros del conocimiento y tecnología más avanzados del mundo. La solución era “técnicamente” muy compleja, pero el objetivo común era muy simple y de total consenso: rescatar con vida a los 33. Desarrollar la solución técnica separada del resto y realizar la gran difusión final era posible y recomendable.
Resuelto el problema técnico, el montaje escénico y publicitario fue casi perfecto. Siguió un guión extraordinariamente ejecutado, sincronizado con los tiempos y ritmos televisivos del mundo, con una variedad austera pero muy atractiva de tomas. El personaje principal de la transmisión era un presidente cercano y preocupado, disciplinado y siguiendo el libreto acordado,  hablando en castellano e inglés fluidamente. A nivel nacional, la operación de difusión significó un alza de la valoración del presidente de casi 10 puntos en las encuestas, e internacionalmente, un record de exposición positiva que algunos han estimado equivalente a 20.000 millones de dólares. Negocio redondo, en votos y en millones.
Gobernar es comunicar
¿Por qué no funcionó igual en Magallanes? Porque separar lo técnico de lo comunicacional, puede funcionar en situaciones y eventos excepcionales y  específicos. La operación rescate no tenía los desafíos que tiene gobernar; podría haber sido realizada por una empresa, y en alguna medida así se manejó, solo que esa empresa era el Estado de Chile. No era necesario conducir una comunidad humana compleja, con intereses diversos y contrapuestos hacia un horizonte común, el consenso era preexistente, había que difundir la obra a posteriori pero no era necesario dialogar, ni escuchar, para implementar la solución desarrollada por los ingenieros.
El error de entender la comunicación como  difusión posterior de soluciones técnicas impecables, no surge con este gobierno, ni en este país. Por ejemplo, la separación del diseño técnico de la comunicación, la falta de escucha de las personas y sus necesidades, de la construcción de una comunidad de proyecto común, es un factor indispensable para comprender el desastre comunicacional y técnico, del mal diseño y peor implementación del Transantiago.
Las soluciones “técnicas” solo son “impecables” si satisfacen a la comunidad y si se pueden implementar sabiamente, evitando costos y conflictos que pueden hundir el proyecto. En los asuntos públicos y de gobierno, una magnifica “solución técnica” creada por un grupo de iluminados no funciona si no cuenta con el apoyo, o por lo menos la anuencia, de la comunidad local y nacional. En la gestión de un gobierno democrático, las soluciones se construyen y no se imponen
Es indispensable, particularmente en un gobierno que plantea la Unidad como tema central, pasar de una concepción de la comunicación antigua y autoritaria, de correa de transmisión y mando, a una concepción de la comunicación moderna e integradora, donde comunicar es escuchar y orientar a personas y comunidades, articular valores, propósitos, emociones y conductas para avanzar unidos y potenciados por la riqueza de la diversidad. 

Esperemos que esta vez el gobierno saque las lecciones correctas. Así se evitarían conflictos inútiles y desgastantes y se aprovecharían las oportunidades de un país que tiene todo para madurar y crecer.

viernes, 14 de enero de 2011

Más respeto con las regiones, no es un gas atravesado



Por Mauricio Tolosa / Twitter @mautolosa 
En Punta Arenas, PUQ, se termina el mundo como la conocemos y se abre, a alguna distancia, otro mundo, sin tierra y de hielo, de pingüinos y bases científicas extremas. En Magallanes, el viento impulsa extensiones y macizos rocosos que se gestan en un caldero de energía helada. La perspectiva se modifica. El viento frío limpia las preconcepciones ancestrales de salones de clase y dominio eurocéntrico y uno se imagina que ese extremo Sur, es el inicio del mundo, donde todo comenzó.
La riqueza motor del Chile ha emanado directamente de la Tierra, el salitre y el cobre para Chile, o el petróleo para Magallanes. Las épicas mineras, conquistas de los límites, luchas obreras o hazañas de pirquineros alimentan el imaginario de pueblos y ciudades desde el desierto a la Patagonia. Los 33, el hecho de mayor posicionamiento mediático de la historia nacional, tuvo que ver con un grupo de mineros atrapados en el fondo de la tierra y con cápsulas Fénix que penetraban la roca desnuda para llegar a la frontera desconocida de las entrañas de la Pachamama.
La identidad de Magallanes emerge del paisaje y la relación con la riqueza de la tierra. Cuando allá, se conversa sobre la Empresa Nacional del Petróleo, ENAP, el gas o el petróleo, no se habla de cuentas de fin de mes. Cuando se habla de viento y de frío no se habla de un calentador y un panel térmico sino de una paisaje humano. Esas conversaciones tocan las fibras profundas de la identidad de un pueblo y de una región, y en ellas aparecen la relación con un Santiago que extrajo el petróleo magallánico como quién explota una colonia desde la metrópoli, las visitas esporádicas del emperador o la emperatriz, la falta de respeto por una cultura, un modo de vida y una identidad diferentes.
El conflicto no es con Sebastián Piñera y su equipo de Palacio, o contra un gobierno de derecha (ayer, en una declaración inédita todas las directivas regionales de los partidos, desde la UDI al PC, firmaron una declaración conjunta frente al tema del gas). El conflicto es contra una lógica metropolitana de desarrollo, de números y oficinas, que impone, que utiliza, que no respeta, que no escucha a las comunidades. Que ve a las personas de carne y corazón y a sus entornos naturales como estadísticas y oportunidades de voto y negocio.

martes, 11 de enero de 2011

La oportunidad de la crisis del gas de Magallanes


Por Mauricio Tolosa/ @mautolosa en twitter

Una región tan lejos y despoblada
Magallanes, es la región más austral de Chile, lejos de Santiago donde se concentra el poder político, económico y más del 50% de la población del país. Su conexión con el resto del país es por vía aérea en un vuelo que, desde Santiago, demora tanto como hasta Rapa Nui, la isla situada en el corazón del Océano Pacífico. No se parece sólo en la lejanía, sino también en ser uno de los tres mayores destinos turísticos para los visitantes extranjeros. Las Torres del Paine, símbolo regional son, con los moáis y centros ceremoniales de Rapa Nui, uno de los temas fotográficos más abundantes en postales, afiches y comerciales de promoción de la imagen de Chile. 
 Para llegar a Magallanes por tierra, desde Chile, hay que cruzar la Patagonia Argentina. Probablemente un mínimo porcentaje de los “otros” chilenos, bastante menos del 10%, tenga la oportunidad y decisión de visitar Punta Arenas. La ciudad de los vientos y del frío, donde ayer, mientras una asamblea ciudadana llamaba a un paro regional para protestar por el alza del gas, vientos de 100km/h. cortaban el suministro eléctrico y las transmisiones de los canales de televisión.  Donde los árboles crecen como bonsái retorcidos de un par de metros, porque el viento no les permite otro desarrollo.
 Punta Arenas está lejos de Santiago, no sólo geográficamente, no sólo por su condición insular en términos de transporte, sino porque no forma parte de las conversaciones de Santiago. ¿Cuántas veces apareció Magallanes en las noticias del año pasado? ¿Quién sabe cuáles son sus desafíos y problemas? ¿Cómo viven las personas en Magallanes? ¿Cuánto aparece en las telenovelas, en las conversaciones de la farándula, en los libros de historia y geografía? Sus 150.000 habitantes constituyen una minoría poco significativa en términos  numéricos,  un 1% de los chilenos,  mucho menos que la minoría mapuche. 
 Quizás es ese criterio de minoría ínfima el que explica el trato justo comparativo, al que apelaba el Presidente de la República de Chile cuando señaló que el alza del gas "es un trato justo para Magallanes, pero también para el resto de los chilenos". En la lógica de la matemática populista, la popularidad con el 99% es superior a la popularidad con el 1%. La mera lógica del interés de las mayorías en la conducción de los países y ejercida desde el poder central es peligrosa, injusta y abusiva, más aún cuando se aplica sobre minorías vulnerables por condiciones ambientales, regionales, de desarrollo o de diferencias profundas con la cultura dominante.
 Atreverse a crecer
 El problema del alza del gas de Magallanes no es sólo sobre los cinco mil o más pesos en la cuenta a fin de mes. Es quién, cómo y dónde se toma la decisión. Es si el criterio debe ser “ley pareja no es dura” o si debe haber discriminaciones positivas en beneficios de ciertas minorías. Es conocer cuáles son los criterios que guían la toma de decisiones del ejecutivo. La sana administración de los recursos, es fundamental y básica, pero insuficiente para gobernar comunidades con múltiples y diversas necesidades y prioridades. Gobernar una comunidad nacional es guiarla, unida e integrada, hacia un destino común. ¿Cuáles son las condiciones de esa unidad y de esa integración?
 La situación de los magallánicos refleja problemas profundos del Estado de Chile. Si de este conflicto quedan como elementos destacados las amenazas de enviar a la fuerza pública como respuesta pavloviana, la crítica al papel decorativo de la intendenta designada desde el poder central, o la sorprendente capacidad del gobierno de auto generarse conflictos o “autogoles”, (o “errores no forzados” como se llaman en un Palacio más proclive a los deportes individuales), Chile habrá perdido una oportunidad de avanzar en la comprensión y mejora de las instituciones y formas de gobierno que el país, todo el país, requiere para aprovechar las inmensas oportunidades que tiene hoy, pero que no esperarán por siempre.
 La revisión, democratización y modernización de las instituciones de gobierno regional y su relación con el gobierno nacional, es una tarea que la mirada auto satisfecha de Santiago no puede seguir postergando. Es un tema complejo, espinudo y profundo que requiere de mucha creatividad, paciencia y respeto, de la dedicación generosa de políticos y técnicos, y de una amplia expresión ciudadana para construir nuevos consensos y aperturas. Pero superar desafíos difíciles fortalece y hace progresar las comunidades humanas, nacionales o regionales. Es hora de que Chile pierda el miedo y se atreva a crecer.

domingo, 9 de enero de 2011

Vida digital



Jorge Andrés Bravo Cuervo


El año 2010 se ha convertido en un hito  mucho más  allá del significado que tuvo para los chilenos por los extraordinarios eventos y vicisitudes que no ha tocado pasar (terremoto, bicentenario entre otros). Lo ha sido para el mundo,  por los amplios efectos económicos, sociales y culturales que esta teniendo la revolución tecnológica en curso, la cual día a día nos va dejando en evidencia, que no se trata de  la sumatoria de nuevas máquinas o dispositivos, sino de una  nueva realidad  que  esta transformando las relaciones  entre las personas, grupos e instituciones.  Asistimos a la gestación de una nueva existencia, la   vida digital. Para muestra, señalemos los cambios que están afectando a los medios de comunicación masivos (Periódicos, revistas, cine y producción musical) que dominaban sin contrapeso en el siglo pasado, lo cuáles hoy están inmersos en un proceso  de radicales adecuaciones de soporte, configuración  y distribución. 

El mundo de los aparatos cada vez más interconectados y multifuncionales está adquiriendo un protagonismo en  la cotidianidad,  lo cual va cambiando las nociones mismas de lo que entendemos, comprendemos y vivenciamos. Pareciera que ese futuro alguna vez se ha leído en las hojas amarillentas de  los libros de ciencia ficción o visto en las pantallas de cine o la T.V adquiere una consistencia, una verosimilitud, que nos obliga a reconceptualizar  lo ha  aprendido, y es un permanente desafío a la apertura hacia nuevos artefactos tecnológicos, dotados de configuraciones,  que pondrán aprueba permanentemente nuestras capacidades de aprendizaje, y por sobretodo, nuestras capacidades de discernimiento de los fenómenos societales que traen aparejados. 

Asumir pues, la demarcaciones  que supone la vida digital es ventajosa, pues nos hace partícipe de una comunidad comunicativa; abierta y mutante, nos sitúa en la interacción  con otras personas atrapadas en las mismas circunstancias y dispuestas a compartir, no nos queda más que aceptar la irrupción de  una multiplicidad de situaciones o eventos digitales por llegar, estamos compelidos a interactuar con ello, en un proceso, continuo de insospechados derroteros lo que pueden significar una ampliación de los horizontes de nuestra vida. En efecto, el acceso a  Internet pone a disposición de cualquier usuario un volumen infinito de información, ante el cual debemos desarrollar habilidades orientadas sobre la manera de poder  apropiarse de ella, para convertirla en un  conocimiento a disfrutar y utilizar, además  posibilita la existencia de redes que han demostrado tener múltiples usos culturales, sociales e incluso han traído nuevas manera de establecer relaciones afectivas y sentimentales. 

La amenaza de los virus, el pirateo, la utilización de la información personal que va quedando en e-mail, twitter, facebook y otros, se han instalado como  las temidas epidemias del nuevo siglo,  a ser sobrellevadas  en estas nuevas fronteras por las  que transitamos. De ahí la urgente e imperiosa necesidad de generar un proceso de socialización digital acorde a los requerimientos de la  nueva etapa de la humanidad que se está asentando entre nosotros.  No es que el mundo haya dejado de ser “ancho y ajeno”, sino que se vuelto más omnipresente e ineludible a los caprichos de apretar  el botón de encendido.

viernes, 7 de enero de 2011

LA VIDA SIN WIKILEAKS



Por Andrés Rojo Torrealba

En los balances del año 2010 muchos sentirán la tentación de colocar la información filtrada por el sitio web Wikileaks como uno de los hitos más importantes a nivel mundial, ya que permitió conocer el verdadero pensamiento de los principales dirigentes del mundo sobre sus pares.

Al margen del sentido ligeramente morboso por conocer estas informaciones y del hecho de que siempre la transparencia es positiva, aunque, como en este caso transite en el borde de la legalidad y transgreda con descaro el sentido de la prudencia, la verdad es que las revelaciones de Wikileaks no son nada del otro mundo, salvo, quizás, la información sobre las torturas aplicadas por las tropas norteamericanas a los prisioneros de guerra.

Lo que más ha ocupado la atención en las últimas semanas son los cables firmados por diplomáticos norteamericanos respecto al resto de los gobiernos del mundo, y en eso no ha habido casi novedoso.

Con un poco de imaginación es fácil reproducir estos contenidos, y de hecho, si aplicamos este tipo de antecedentes a la política local, resulta sencillísimo.  ¿Alguien podría no creer que los dirigentes de la Alianza critican en privado a los de la Concertación y que los de la Concertación hacen lo mismo con los de la Alianza? ¿Alguien podría dejar de suponer el contenido de las conversaciones que mantienen en la privacidad de sus reuniones los dirigentes del PS y del PPD respecto de la DC, y en el sentido inverso?

Es fácil suponer también que si se transcribieran esos diálogos habría escasas referencias a los radicales y a los comunistas y que los comentarios sobre Marco Enríquez y Adolfo Zaldívar irían acompañados de gruesos epítetos en el caso de la Concertación y de signos de interrogación en el caso de la Alianza respecto a la forma de atraer sus votos a su propio molino.

En el caso de la Alianza es presumible suponer que en las conversaciones los chismes giran en torno a la calidad de liberales y conservadores de unos y otros, así como es perfectamente factible entender que estas palabras se utilizan tanto en los pasillos de los ministerios como en los salones de los partidos políticos.

En resumen, nada nuevo.  El problema es cuando el pensamiento privado aparece en letras de molde en los periódicos.   No es información real ni de mayor utilidad pero sí sirve para exponer a las personas.   Un cuento llamado algo así como “El Diablo se divierte”, de un autor nacional cuyo nombre no recuerdo, trata de un paseo que realiza el Diablo por la Tierra y cómo, por puro aburrimiento, permite que la gente se lea el pensamiento.   Eso es Wikileaks.   No pasa de ser un motivo de diversión, pero otra cosa bien distinta sería que se conocieran los pensamientos y obras que la gente se esconde incluso de sí misma.

En definitiva, la gran novedad del año ido es poco más que pompas de jabón. El desafío es darle contenido a la transparencia y si eso sí se logra sí que será espectacular, relevante y decisivo.

martes, 4 de enero de 2011

Las “figuras de autoridad” en nuestra vida diaria




Por Ricardo Higuera Mellado
Durante 2010, nos vimos envueltos bajo el concepto de “figuras de autoridad”. Una serie de personajes públicos tuvo que dar cuentas a la ciudadanía respecto de sus palabras, decisiones y acciones, las que repercutieron de forma directa en la vida de cientos y miles de personas. No sólo fueron los responsables, sino que debieron dar la cara y hacer valer el cargo que representaban.
Lo vimos con la inoperancia de las autoridades luego del terremoto y el tsunami; lo presenciamos con el comportamiento del presidente Piñera luego del rescate de los 33 mineros; lo vivimos en el cuestionamiento a las acciones del sacerdote Karadima; lo escuchamos en las desacertadas opiniones de la ex directora de la Junji, lo sentimos en el incendio en la cárcel de San Miguel… por nombrar sólo algunos episodios.
Sin embargo, vale la pena preguntarse, en un nivel más íntimo, cuáles son esas “figuras de autoridad” que reconocemos y validamos en nuestra vida diaria. Quizás sin saberlo (para muchos), estas personas juegan un rol preponderante en la configuración de nuestro mundo: desde lo que pensamos, hasta cómo sentimos y qué declaramos. Tal vez, para otro, ocupan un lugar que no necesariamente les hemos asignado conscientemente.
Hace un par de semanas, en medio de una conversación cotidiana, uno de mis amigos me comentaba lo mal que se sintió luego de recibir unos comentarios en su trabajo, por una situación fortuita que retrasó la ejecución de un determinado plan. Le pregunté si se trataba de su jefe, su supervisor directo o alguien que realmente tuviera injerencia en su desempeño diario (lo que hubiera justificado la forma en la que mi amigo se sentía). Pero no. Se trataba de una persona que, dentro del organigrama de la empresa, ni siquiera tiene relación directa con él ni con el resultado de las labores que realiza diariamente. Es más, sólo se habían saludado un par de veces en casi seis meses.
Conversamos sobre cuán relevante eran para él esos comentarios y qué valor le asignaba a la persona que se los había hecho. Lo curioso fue saber que, para mi amigo, esta compañera de trabajo no representaba una figura de autoridad en su vida (expresa o tácitamente). Luego de mucho conversar, concluimos que era clave no asumir esos juicios como verdades absolutas. Debía dejar de sentirse particularmente afectado por conclusiones que no tenían una argumentación sólida y que venían de una persona a la que él no atribuía características especiales en términos de relacionamiento.
Cuando nos enfrentamos a este tipo de situaciones, de personas que se toman el tiempo de hacer juicios sobre nosotros, vale la pena detenerse y pensar cuánto poder le asignamos a ellos y sus palabras. En términos generales, podemos reconocer figuras de autoridad en personas que tienen una mayor experiencia sobre determinadas materias (desde un campesino que conoce a la perfección el proceso de siembra y cosecha de un alimento en pleno campo, hasta el Premio Nóbel de Física) o alguien que pueda compartir sus experiencias previas sobre situaciones similares con otros (amigos, familiares, los jefes en las oficinas). Pero la clave está en cómo nosotros somos capaces de reconocer en ellos una figura que tiene el poder (otorgado por uno) de influir sobre mi estado anímico, mis pensamientos y mis acciones.
Cuando uno es capaz de hacer ese ejercicio, se da cuenta que muchas veces se presta atención a juicios que no son reales, pero que se asumen como tal o que vienen de una persona a la cual nosotros no reconocemos como la indicada para hablarnos de ese modo. Y lo más gratificante, es que, una vez que asumimos ese poder de restarle importancia a esas situaciones, logramos salirnos de un estado anímico como el que se encontraba mi amigo en esa oportunidad.
Pasa con los doctores a los que uno no le cree de buenas a primeras y pide una segunda opinión; sucede con el amigo que sabe, más o menos, qué carne es mejor para la parrilla, pero que al final reemplazamos por la sabiduría del carnicero del barrio; ocurre con el vocero de una compañía que, en el momento clave dentro de una crisis, titubea al momento de una declaración pública y lleva a la empresa a una pérdida de confianza por parte de sus públicos clave; pasa con el político que no cumple lo prometido en campaña y que nunca más logró recuperar el voto de ese elector que confiaba en él. La lista es larga, colorida y llena de formas.
Cuando mi amigo comprendió que debía dejar de sentirse oprimido por los comentarios de esta compañera de trabajo, soltó la angustia y se relajó. Comprendió que, en la medida que él identifique claramente quiénes son esas figuras de autoridad en su vida, sabrá con qué ligereza o profundidad tomará los juicios que hagan sobre su forma de pensar, el valor de sus sentimientos o las repercusiones de sus actos.

sábado, 1 de enero de 2011

Recuerdos de la década pasada

Primer Encuentro Internacional de Comunicología 

La comunicología se ha desarrollado, con distintos énfasis, en diferentes países y a través de variadas experiencias que han enriquecido el espacio de conocimiento y acción de la comunicación humana.

En Noviembre de 2007, en Ciudad de Panamá, se realizó el I Encuentro Internacional de Comunicología, entre la Fundación de la Comunicología (Chile) y el Grupo hacia una Comunicología Posible, GUCOM (México)
. Este "video del recuerdo" sintetiza las visiones presentes en aquel encuentro.

Los resultados fueron inesperados, productivos y clarificadores. Es nuestro deseo que en esta década el diálogo se intensifique, se sumen nuevos actores y avancemos en la configuración de una disciplina querida y necesaria.


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