lunes, 28 de junio de 2010

Personas y mundos en el diseño


por Mariluz Soto Hormazábal

¿A qué nos referimos con mundo? A partir de la conferencia de Mauricio Tolosa, “El profesional de las comunicaciones en el fin del mundo” que dio en el contexto del día del Relacionador Público, se visualizan dos distinciones de mundo, una desde el punto de vista geográfico y de nuestro entorno más cercano, las comunidades con las que interactuamos a diario.
Nuestros entornos más cercanos, son nuestros mundos, identificamos las distintas comunidades a las que pertenecemos en distintos niveles o grados de participación tanto en ámbito social, educacional, emocional, espacial o profesional.

Así como, la proyección de la familia es la sociedad, nuestros mundos personales son la proyección del mundo entero, y se ven enfrentados a distintas situaciones comunicacionales, en la que varia la magnitud, pero no el impacto dentro de la comunidad, escenarios dinámicos, capacidad de enfrentar problemas comunicacionales, interacciones con diversos productos y actos comunicacionales, y la relación que con ellos se establece, son algunas de las situaciones cotidianas.

La manera en que nos movemos dentro de nuestro o nuestros mundos es la proyección de cómo nos relacionamos hacia el exterior… es a partir de pequeños mundos que se puede ir trasformando, configurando y reconfigurando desde lo parcial a lo total.

Desde mi mundo del diseño, diseño nacional, local y emergente, es que observo al mundo y analizo como es el estado actual, como se va formando y evolucionando nuestro estar “diseñadores jóvenes” como forjadores de un futuro que debería ser de vanguardia, prometedor en propuestas y con un cambio tanto a nivel conceptual como práctico.

Enfrentamos el desafío de mejorar el diseño nacional, mejorar en el sentido de renovación, de la capacidad de observación y aplicación de nuevas metodologías y herramientas que van fluyendo en innovación, en digitalización, en “hacer la diferencia” dentro de los avances actuales, en como se funde la tradición con la modernidad, como enfrentamos el futuro cercano y lejano, para consolidar una mirada consistente y lo suficientemente flexible para mantenerse en constante adaptación.

Al contrario del enorme desafío que se presenta en el párrafo anterior, la actitud y el desenvolvimiento de los “diseñadores del futuro”, es una excesiva desmotivación, baja autovaloración, preocupación desmesurada por el reconocimiento económico, las expectativas siempre son muy grandes comparado a lo que realmente se obtiene. Estas son las emociones instaladas y es “vox populi” en un profesional del diseño.
Mirándolo desde esta perspectiva, nuestro mundo joven del diseño se presenta inseguro, triste y de gran desilusión.

¿Pero que hacemos para el gran anhelado cambio? Lejos de la eterna critica a las escuelas de diseño, lo que es a nivel nacional e internacional, depende principalmente de cada persona, de cada profesional que se forma, y de no crear visiones erradas.

Esto se observa en la baja participación en foros, sitios Web, actividades que promueven el conocimiento y necesidad de aprendizaje constante. La interacción con otros profesionales o estudiantes permite validar los conocimientos adquiridos, vincularnos con otros profesionales que pueden complementar nuestros “haceres creativos” aporta una nueva dimensión de exploración que genera mejores resultados, diferenciadores y que abren nuevos nichos que son, sin duda, aportes al crecimiento y valoración de la profesión.

La crítica es generalizada, profesionales en que la búsqueda laboral no prospera o que la desilusión por la inexperiencia en la búsqueda los lleva a trabajos que no cumplen con sus expectativas… la pregunta es… ¿qué están entregando? ¿Qué diferencia y factor diferenciador entregan a aquellos empleadores que buscan mejorar sus empresas? Este debería ser el punto de partida, el autoconocimiento, la capacidad de autoanálisis y de una sincera autovaloración, es lo que puede marcar la diferencia a la hora de buscar un empleo. Estos aspectos son claves en determinar nuestro mundo de posibilidades laborales.

Debemos entregar una propuesta inteligente e innovadora, no basta sólo con bocetos gráficos, sino que mostrarnos “diseñadores” desde una propuesta personal, un compromiso que forma la identidad como profesional, es lo que nos determina dentro de nuestros pares y mundos.

Junto con la propuesta es asumir la gran responsabilidad de ser parte del diseño del mundo, desarrollando habilidades comunicacionales que nos permitan vincular y vincularnos, que permita la interacción de nuestros productos como nuestra propia interacción, apropiarse de una actitud participativa porque en todo ámbito se requieren distintas visiones, distintos criterios que van formando objetivos, metas y compromisos con mayor amplitud y cada vez más cercanos a la realidad de los mundos que convergen en un mundo país, por ejemplo.

Los diseñadores, somos parte de la comunicación con el diseño de diversos productos comunicacionales, hacemos posible la interacción entre comunidades, desarrollamos identidades personales y corporativas, diseñamos pequeños mundos. Así como en la comunicología el centro son las personas, para el diseño también lo es, no se requieren bellos productos, sino que permitir la comunicación a través de productos que faciliten, potencien o generen acciones. Los productos son sólo adornos si no cumplen con generar una relación con ellos, la experiencia usuario y su exploración.
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