domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Cómo se decide la identidad nacional?


En medio de las celebraciones del Bicentenario, se lanzará la nueva campaña de Chile, para nuestro posicionamiento internacional. En una nota anterior dejé ver los riesgos del Slogan elegido, “Chile hace bien”, que se presta fácilmente para la ironía. Curiosamente la ironía no llegó desde los críticos, sino desde la propia campaña que celebra que Chile hace (las cosas) bien, cuando por un error de la agencia creadora, en una de su pieza gráficas centrales apunta a que “nuestro país es el destierro más árido del mundo”.

En esta nota quiero destacar otra de las piezas gráficas: el iceberg. Quizás algunos ya lo olvidaron, pero en Exposición Universal de Sevilla, la primera en que participó Chile luego que asumiera el gobierno el establishment emergente de la Concertación, el símbolo de nuestro pabellón fue un Iceberg. Hace casi veinte años el racional detrás del congelado símbolo, fue que necesitábamos separarnos del “tropicalismo” latinoamericano, que teníamos que hacer ver que nosotros éramos mejores que nuestros vecinos, más parecidos a Europa. Fue la elección consciente y clara de un grupo de ideólogos, publicistas y, hoy, lobistas, políticos y tecnócratas, para diseñar la narrativa de un país. El iceberg actual, el de “Chile hace bien”, es probablemente el símbolo del cierre de ese ciclo.

La narrativa propuesta está gastada, no es empática ni sensible, es poco creativa, casi por cumplir. Autocomplaciente, cae en el mismo error en que cayó la campaña presidencial de la Concertación: adularse a sí misma, la propia obra realizada, más que hablar del nuevo país que somos. Son los narradores oficiales, los guardianes del discurso felicitándose a sí mismos.

La campaña “Chile, hace bien” se pagará con el dinero de todos los chilenos. No es una campaña privada. Se presentó recientemente a la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento, donde el mayor comentario, según informó El Mercurio, fue que había que darle más presupuesto.

En el año del Bicentenario, donde debiera estar presente la preguntas sobre nuestra identidad pasada, pero sobretodo la presente y futura, cabe preguntarse sobre la representatividad de la campaña. ¿Cómo se decide qué es lo que Chile quiere proyectar al mundo? En la Constitución el uso de los símbolos patrios es casi absurdamente restrictivo. ¿Cómo se explica en ese contexto el uso de la “imagen país” hacia el mundo? ¿Quiénes la deciden, quiénes se sientan a la mesa a decidir la narrativa oficial de Chile?

Para que haya unidad nacional, representación y sentido de pertenencia de todos, participación y cariño por nuestras instituciones y su gente es probable que haya que renovar y ampliar la mesa, pero sobretodo abrir las puertas y ventanas de la casa común.

3 comentarios:

elmundodepax dijo...

¿Qué onda con el diseño en este gobierno? ¿y con la comunicación estratégica?

Independiente de mi postura ideológica, siento que bastaría con llamar a un concurso público y se conseguirían mejores resultados

Saludos

lupanario dijo...

La imagen del Iceberg es reveladora (asi lo había dejado ver Tomás Moulian pero simbolizando situaciones similares)... el análisis del iceberg como imagen construida de nuestra identidad nacional (hacia el extranjero) es un punto potente.
Ojo: Lean mejor lo que dice sobre el desierto...la crítica destemplada quita valor al texto.

Fernando dijo...

Además de lo frío, la principal caracteristica de un iceberg es que esconde bajo la superficie 7/8 partes de su volumen, y sólo muestra 1/8.
Pregunto: ¿la imagen de chile es mostrar solo 1/7 de lo que es y esconder el resto (pobreza, desigualdad, conflictos, etc)?
Un lindo diseño y un texto elegante no compensan lo pobre del mensaje.

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