jueves, 24 de febrero de 2011

Democracia y comunicación: lo normal está tergiversado


Por Mauricio Tolosa Twitter@mautolosa 
Ayer, fueron detenidos durante varias horas, por Carabineros de Chile, unos jóvenes que caminaban con carteles y banderas por el Paseo Huérfanos. Sí, leíste bien, caminaban por un paseo peatonal. No estaban cortando el tránsito, no se habían tomado la calle, caminaban por un paseo peatonal. Algunas horas más tarde otros jóvenes fueron reprimidos en Viña por pedir una gaviota para Calle 13 en el contexto de un festival de música.
 
Los del paseo Huérfanos, antes de ser detenidos habían sido reprimidos con lo que en la mayoría de los países se llama cañón de agua, y al que en Chile damos el simpático nombre de “guanaco”. Acá, su uso nos parece normal; en la mayoría de los países democráticos el uso del cañón de agua o de bombas lacrimógenas se reserva sólo para situaciones extremas, es equivalente a usar un arma. No quiero explicar por qué acá es normal, o de dónde viene, o por qué somos así: quiero dejar claro que en democracia es inaceptable. La brutalidad del estado contra un grupo de jóvenes que quieren plantear su punto de vista nos degrada como personas y como sociedad.
Fueron detenidos y reprimidos “por estar defendiendo Isla Riesco”. Y de alguna manera, en esa frase se cuela otra dimensión de lo normal: cuando uno lucha “por algo” es normal ser reprimido o detenido.  Sí, efectivamente, es normal ser detenido y hasta asesinado cuando uno lucha por algo, en una dictadura. En todas las últimas declaraciones de Estados Unidos sobre las rebeliones en el “Mundo Árabe” se subraya “el derecho a reunirse, manifestarse y expresarse libremente”. ¿Por qué eso es distinto en Chile? ¿Porque aquí estamos en democracia? Sería la paradoja más absurda. No es normal ser arrestado y golpeado por llevar un cartel en una democracia.
Urge que nos saquemos la dictadura de la cabeza y el corazón: es escandaloso, que un grupo de jóvenes o un ciudadano sea reprimido por portar un cartel o por pedir una gaviota. Lo normal, es que habitemos un país donde las personas pueden caminar, pensar y decir lo que quieren sin miedo: el derecho a la comunicación nos constituye como seres humanos. Lo normal, es que todos podamos ejercer el derecho a plantear pacíficamente nuestra posición, en los medios de comunicación, en las redes sociales, con carteles o con canciones. Lo normal es que las calles y plazas sean el espacio de reunión, de expresión y convivencia de la ciudadanía.
No importa si es por la gaviota a Calle 13, Isla Riesco, el Gas, Alto Maipo, las reivindicaciones laborales, el apoyo a la disidencia en Cuba o en Libia, el aborto, la prevención del sida, los pueblos originarios, el pase escolar, la igualdad de la mujer o la calidad de los servicios: los ciudadanos tienen derecho a manifestar lo que piensan. El derecho a la comunicación es básico y elemental, nunca podemos dejar pasar por alto su violación. Sin derecho a la comunicación no hay posibilidad de conversar, no hay democracia, no hay comunidad nacional.

2 comentarios:

Bastián Olea dijo...

Muy buena síntesis del tema. No es posible que bajo nuestra 'libertad democrática' no podamos ocupar ciertas calles, o tengamos que aceptar que un matón armado y acorazado nos empuje impidiendonos entrar por una calle, o incluso impedirnos escapar del típico guanaco. No deberíamos permitirlo. Somos supuestamente libres, y esto es lo que la gente no entiende. La gente tiene miedo, pues las represiones usadas reiteradas veces terminan siendo actos terroristas contra la expresión de las personas. Muchos chilenos tienen las mentes revueltas con tanto terrorismo por parte de las autoridades: piensan que manifestarse es malo, violento o desordenado e ilegal porque han visto en la televisión como los carabineros golpean y reprimen. Eso es lo peor que puede pasar, que la gente tenga miedo de sus libertades.

Lo digo con rencor y conciencia, porque ayer me tomaron detenido por andar caminando por la vereda, frente a la plaza de la (mal llamada) ciudadanía, en el contexto de la manifestación por Isla Riesco, con una Whipala.

Andrés Rojo dijo...

Y pensar que en Londres hay una plaza en la que uno lleva su pisito y se encarama para hablar de lo que quiera. En Chile, eso debería estar permitido en todas las plazas y sólo pedir autorización de las intendencias cuando se interrumpe el tránsito.

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