sábado, 12 de marzo de 2011

Chile, Japón, y sus terremotos: un Océano de diferencia


Por Ricardo Maldonado O. Twitter: @rickmao


Ya ha pasado un año desde nuestra catástrofe, la cual hasta el día de hoy, se mantuvo en el quinto puesto de magnitud y destrucción. Hasta que vino Japón, con celos enfermizos, desplazándonos al sexto. ¿Han visto las imágenes? Devastador, sin duda, pero no tanto para ellos (los japoneses) como si para nosotros, los chilenos. Estoy hablando de una devastación simbólica, social y psicológica.

Es cierto. Según estadísticas que oí en la tele este día 11 de marzo, Japón tiene el horrible récord de poseer cerca del 20% del total de terremotos anuales mundiales. Otro dato que oí, es que desde 1995, que Japón no tenía un terremoto tan devastador. Ah, por cierto: en 140 años, este ha sido el peor de todos.

Un historial horrible, que sin duda ha contribuido a modelar cultural, social, política y económicamente a la isla de extremo oriente. Un historial que ha permitido que el factor miedo haya sido domesticado a tal punto, que podemos ver fotografías como estas, a minutos de terminado el mega terremoto:


http://www.aeromental.com/2011/03/11/foto-y-video-de-tokyo-disneyland-tras-el-tsunami/

Compare con la siguiente:



Si! Adivinó! Este es Chilito....

Hoy, tras un año del terremoto de febrero de 2010, a los chilenos nos domina el miedo. Un miedo incontrolable, que ante la más mínima agitación, ya estamos con el corazón en la mano. Chile es un país sísmico. No en la magnitud japonesa, es cierto, pero he conocido personas que ya han vivido 2 y hasta 3 terremotos de los más fuertes vividos en Chile ('39, 60', 2010). Y los anales recogen ese historial. Sin embargo, a pesar de ese historial, nuestras instituciones y autoridades caminan al filo de la ineptitud y la estupidez. Todas las medidas que se tomaron 'de manera preventiva', se valoran y agradecen. Pero más me parece a mi que constituyen un espectáculo mediático con el que el gobierno actual pretende diferenciarse del anterior (hoy en la mañana escuché por la radio a un político alabando la reacción del gobierno ante la emergencia, comparando esas reacciones con la del gobierno anterior, con una diferencia 'como del cielo a la tierra', como si el nivel de la emergencia no haya sido también de una diferencia abismal). Con esta diferenciación, sólo se pretende un impacto en las encuestas. Porque los verdaderos cambios culturales no se ven ni decantan en una sociedad tras un año (a menos que haya coerción externa) de una catástrofe, sino que logran consolidarse tras años de situaciones, experiencia, madurez y decisiones. El camino es largo. No sólo debemos aprender a lidiar con los movimientos telúricos y con el miedo inherente a estos, sino también aprender a comportarnos, no como japoneses, sino como ciudadanos responsables y maduros. No sólo debemos saber qué hacer y hacia donde correr. Debemos comenzar a tomar decisiones políticas con respecto a la tecnología y a la investigación que Chile debe realizar por sí mismo, evitando seguir en la misma rutina copiadora de todo. En Japón, el internet y la electricidad siguieron funcionando. La telefonía cayó unos momentos, no semanas como acá. La prevención (es decir, edificios anti-sísmicos, arquitectura e ingeniería de mitigación de impacto, sismógrafos, conexión sismógrafos-ciudadanía, etc.) funciona, porque años de malas experiencias condujo a un importante cambio cultural en ellos.

Es por ello, que un enorme océano nos separa a japoneses y chilenos.

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